Un lago glaciar es un lago que ocupa una depresión como consecuencia de la erosión ocasionada por un glaciar, muchos lagos actuales tienen este origen, por tanto, no sobrepasan los once mil años de existencia. Desde un punto de vista ecológico, estos lagos son muy interesantes gracias a su aislamiento y altitud. Las diferencias de densidad en las aguas de estos lagos resultan del gradiente térmico, e influyen sobre la circulación vertical de las aguas a lo largo del año. La circulación depende de la temperatura directamente influenciada por las variaciones climatológicas locales. La estructura térmica de los lagos glaciares está caracterizada por sufrir una inversión de la estratificación de las aguas bajo la capa de hielo en invierno: las aguas más densas (4 °C) se desplazan al fondo y, las aguas frías (hasta 0 °C) permanecen en superficie originando una cubierta helada durante las estaciones frías. Esa capa de hielo puede durar más o menos tiempo, dependiendo del tiempo atmosférico, la latitud y la altitud. Evidentemente, todos estos cambios, extremos en gran medida, condicionan la vida de los organismos en estas aguas. Algunos ejemplos de estos lagos glaciares son lago Argentino en Argentina, lago Bled en Eslovenia y lago Louise en Canadá.