Los incendios forestales tienen diferentes efectos sobre el medio ambiente, dependiendo de su tamaño y frecuencia. Aunque el daño para el medio ambiente de un incendio forestal es evidente, en ocasiones, también puede tener consecuencias positivas. Los incendios limpian la materia muerta o en descomposición, lo que permite que crezcan nuevas plantas. Es una forma de regeneración.
Otro beneficio es el mantenimiento del equilibrio del ecosistema al eliminar insectos nocivos y plantas enfermas. Al destruir árboles y arbustos también puede aumentar la luz que llega al suelo, lo que permite que crezcan semillas al cabo de cierto tiempo tras el incendio forestal.
Por otro lado, cuando la frecuencia de los incendios forestales en una región concreta es alta, el impacto puede ser devastador. Se interrumpen los ciclos naturales de los bosques y desaparecen las especies nativas, mientras que proliferan las plantas invasoras.
Los incendios forestales aumentan los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero y al cambio climático. Además, generan cenizas y destruyen nutrientes. Por último, los incendios en las zonas boscosas del planeta erosionan el suelo, propiciando inundaciones y corrimientos de tierra.